Segundo viaje a Madrid
Monumento a la fraternidad, en el que destaca la inscripción de una sección de El silbo de la sequía, poema que compone la colección de los silbos de Miguel Hernández. En palabras de Ricardo Gullón: «El silbo de la sequía, otra forma de silencio, la de no otorgar la lluvia, lo que la tierra pide».3En 1933 se publicó Perito en lunas, su primer libro. Hernández fue invitado a hacer lecturas de su obra en la Universidad de Cartagena, y en el Ateneo de Alicante el 29 de abril de 1933.
Tras aquel prometedor comienzo marchó a Madrid por segunda vez para obtener trabajo, esa vez con mejor fortuna pues logró ser nombrado colaborador en las Misiones Pedagógicas. Más tarde le escogió como secretario y redactor de la enciclopedia Los toros su director y principal redactor, José María de Cossío, que se convirtió en su protector y más ferviente sostenedor de su obra. Colaboró además con asiduidad en Revista de Occidente y mantuvo una tórrida relación con la muy liberada pintora Maruja Mallo, que le inspiró parte de los sonetos de El rayo que no cesa. Se presentó a Vicente Aleixandre e hizo amistad con él y con Pablo Neruda; este fue el origen de su breve etapa dentro del Surrealismo, con aliento torrencial e inspiración telúrica. Su poesía por entonces se hace más social y manifestó a las claras un compromiso político con los más pobres y desheredados. En diciembre de 1935 murió su fraternal amigo de toda la vida, Ramón Sijé, y Hernández le dedicó su extraordinaria Elegía, que provocó el difícil entusiasmo de Juan Ramón Jiménez en una crónica del diario El Sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario